martes, 19 de diciembre de 2017

Razones para no dedicar a Indalecio Prieto la estación de tren Bilbao-Abando (I)

El socialista Indalecio Prieto empuñó y amartilló su arma en un debate el 4 de julio de 1934 y apuntó con ella a diputados de la derecha
La decisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, de dedicar al líder socialista Indalecio Prieto la Estación de tren de Abando ha vuelto a poner sobre el tapete la política sectaria del actual gabinete socialista respecto a lo que debe ser una justa y equilibrada visión de la Historia de España por parte del Gobierno de turno.


Sabemos que algunos nos achacarán que mejor sería dejar de mirar hacia atrás para solventar los no pocos problemas que van a afectar a la España del siglo XXI y dejar a otros que hagan lo que quieran con nuestros antepasados. Craso error. La izquierda más o menos radical goza de un absurdo plus de legitimidad histórica por parte de los medios de comunicación y la clase periodística en general, que si bien se podría entender en la etapa post franquista, lo cierto es que actualmente ya no tienen ningún sentido mantener. Como PSOE, PCE y los nacionalistas "lucharon" (algunos más que otros, todo hay que decirlo) contra la larga dictadura del general Franco, se ha entendido que antes de la llegada de éste al Poder, en España, la Libertad y la Democracia eran opciones vinculadas única y exclusivamente a los partidos marxistas (PSOE, PCE…) y jacobinos (UR, AR, ERC…) de antaño y hogaño.

Siguiendo la actual política derrotista de la derecha acomplejada y abandonista, puede incluso, que en un breve plazo, se llegue al extremo de que circulemos por calles, vías, plazas, estaciones de autobuses y trenes, salas de exposiciones, museos, etc., dedicados única, exclusiva y sectariamente a nuestros antepasados de extrema izquierda, de izquierda y a los separatistas. De hecho, se podría dar la terrible coincidencia de que una calle dedicada a un estadista del relieve de José Calvo Sotelo (tan colaborador con la dictadura de Miguel Primo de Rivera como el entonces consejero de Estado Largo Caballero), por ser considerada un símbolo “franquista” cambiara el nombre por la de Indalecio Prieto, personaje ligado directamente al asesinato del creador de la CAMPSA hasta el punto de que su guardaespaldas de la milicia conocida como La Motorizada, Luis Cuenca Estevas (también asesino del estudiante falangista Matías Montero) fue el encargado de dar el tiro en la nuca al parlamentario del Bloque Nacional. Por cierto que en este asesinato que dio el pistoletazo de salida a nuestra sangrienta contienda civil, también participó directamente otro subordinado de Indalecio Prieto, Santiago Garcés Arroyo.

Nuestra postura acerca de la simbología (estatuas, callejeros…) del pasado es bien clara, nada sectaria y profundamente liberal: respeto y homenaje hacia todos nuestros antepasados, sean de la ideología que sean (anarquistas, comunistas, separatistas, nacionalistas, regionalistas, jacobinos, izquierdistas, socialistas, centristas, tradicionalistas, conservadores, liberales, ultras…). Sólo así podrá construirse una versión del pasado sin el partidismo y la ignominia a la que el sectario Presidente Rodríguez Frentepopulero, que tan bien oculta el pasado franquista y militar de buena parte de su familia y de la de su consorte, parece querer aherrojar a quienes no comulguemos con las ruedas de molino de la Fundación Pablo Iglesias o la Fundación Sabino Arana. Ahora bien, mientras esto no cambie, mientras PSOE, PCE, ERC, CiU, PNV, BNG, etc. sigan con su visión jacobina de las cosas en la que sólo ellos tienen patente de corso para la entrar en la Historia de la democracia como héroes y mártires del sistema liberal parlamentario del que ahora gozamos, desde estas humildes líneas seguiremos dando la batalla por España y por la Libertad hasta el final.

Y ya que no vamos a contar con el más mínimo apoyo de la derecha (que no es liberal, porque no trata a todos los políticos de antaño con igual respeto; y que tampoco es conservadora, porque no sabe conservar su patrimonio histórico ni la memoria de sus antepasados ideológicos); y porque esta derecha acomplejada es capaz, como hizo José María Aznar de elogiar a Indalecio Prieto en imborrable sesión parlamentaria de hace una década, hemos decidido explicar por qué somos radicalmente contrarios a la superpartidista medida del Ministerio de Fomento de dedicar a Indalecio Prieto la Estación de trenes de Bilbao-Abando. Repetimos que, siendo estrictamente liberales, en la forma y en el fondo de la argumentación, deberíamos respetar esta medida, siempre y cuando nos encontráramos con que el mes que viene Gil Robles o Goicoechea iban a tener su parquecito o su placita en el mismo Bilbao tan plegado actualmente al sabinismo y a una ridícula xenofobia, mal que les pese, de tintes regionalistas. Pero como sabemos que este milagro no se va a dar ni con los gobernantes neofrentepopulistas de hoy ni con los centro-integradores de mañana, mientras no juguemos todos, haremos lo que nunca va a hacer nuestra gilioposición: defender la Historia con uñas y dientes. Hasta el final. España y la Libertad seguirán siendo los faros que iluminen nuestra Verdad histórica. Con ellos y por ellos nos oponemos desde un punto de vista intelectual a que el antiliberal Indalecio Prieto tenga dedicada esa Estación de tren de Bilbao-Abando.

Autor: Smith
Publicado el 2 de abril de 2005

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